Chiclana pretende exprimir el potencial de Muñecas Marín, una marca que la puso en el mapa antes que el turismo

La colección se encuentra en el Centro del Vino y la Sal, aunque algunas voces demandan más visibilidad

Chiclana quiere aprovechar mejor el legado de Muñecas Marín, una marca que la puso en el mapa internacional mucho antes que el turismo. La empresa local revolucionó el sector de la muñequería y los souvenirs en España, siendo una de las señas de identidad de España en su apertura al mundo.

Las fotografías de los Beatles bajando de un avión con una muñeca de Marín en las manos o de Marilyn Monroe posando con otra a sus espaldas prueban el impacto que llegó a tener una empresa que en sus mejores momentos llegó a fabricar más de un millón de muñecas al año con una plantilla de más de 150 trabajadores.

La ciudad cuenta desde hace un año con una colección en un ala del Centro de Interpretación del Vino y la Sal. En ella, se ofrece un recorrido por algunos de los elementos más importantes y los datos más relevantes de la historia de la marca. Además, se pueden encontrar algunos ejemplos de las muñecas que decoraron los rincones de miles de casas en España, reconocibles por su vestimenta flamenca y de otros trajes relacionales.

 

El libro de firmas refleja la satisfacción de algunos visitantes, especialmente atraídos por las muñecas con trajes regionales de su lugar de procedencia. Sin embargo, no existe un balance de cuántas personas lo han visitado en su primer año. En total, el Centro de Interpretación del Vino y la Sal superó las 27.000 visitas en 2022, pero al contar con varios espacios expositivos conectados no hay datos concretos de cuántas de esas personas llegaron a ver la Colección de Muñecas Marín, que se encuentra en una de las alas.

“Hay visitantes que vienen al Centro de Interpretación y acaban descubriendo la colección Marín… y viceversa”, explica Juan 

Carlos Rodríguez, coordinador del Vino y la Sal. El último gerente que tuvo la empresa Muñecas Marín reclamó recien

temente dar mayor visibilidad al espacio. Ernesto Marín, también ex alcald

e de la ciudad e hijo del fundador de la compañía, cree que la exposición está demasiado escondida.

En una visita a la Colección organizada por Diario de Cádiz, el actual alcalde de la ciudad, José María Román, y el representante de la familia Marín, Antonio Marín, coincidieron en el potencial que tiene el legado de la marca para Chiclana, aunque vincularon las futuras acciones al incremento de visitantes en este centro. “Chiclana es la ciudad de las muñecas, un municipio con mucho turismo y estos son los souvenirs de toda la vida. Tenemos un hilo conductor”, expuso el primer edil.

Antonio Marín celebra la colaboración del Ayuntamiento y asegura que el proyecto es “amplio y de futuro”. Entre sus propuestas, se encuentra la creación de un “premio Michelín, pero con las muñecas y la artesanía en vez de la restauración”. También está sobre la mesa la idea de crear escuelas de artesanía vinculadas a la marca. “A través de la Escuela Municipal de Arte se podría poner en marcha un módulo de manualidades vinculado a las muñecas. Con un control de calidad podrían salir fuera”, apunta Román.

Chiclana quiere convertirse en la ciudad de las muñecas y, en esa misma línea, contará próximamente con el Museo ‘María Emilia Lira’, un espacio donde se expondrán 600 muñecas antiguas de distintos países donadas por María Emilia Cabrera y Roberto Figueiras. Se trata de una colección constituida por muñecas datadas entre 1903 y 1965, en su mayoría reproducciones a partir de modelos franceses y alemanes de finales del siglo XIX y principios del XX. Recientemente ha recibido una subvención de la Junta para ponerla en marcha.

Las Muñecas de Marín, una marca impulsada por el chiclanero José Marín, fueron claves para que la muñeca española fuese una de las más reconocidas en el mundo. “Mi padre empezó con la venta ambulante, como un mantero, en la plaza Mayor de Madrid”, recuerda Antonio Marín, quien narra orgulloso la historia de superación y éxito. A la vuelta a Chiclana en 1928, el joven que quería ser pintor acabó montando una fábrica que poco a poco fue creciendo hasta la internacionalización en los años 50.

“Empezó a dar vida físicamente a las muñecas”, recuerda Marín, quien destaca el cambio que supuso la empresa de su familia: las muñecas pasaron a tener expresión, con técnicas ingeniosas y novedosas. Serrín, barro, goma y por último plástico fueron algunos de los materiales que dieron vida a las muñecas que representaban la esencia de la flamenca en España, algo que también dio paso a otros elementos como la porcelana y la modernización definitiva con diseños más actuales y juveniles en los primeros años del siglo XXI o la creación de la marca Menta y Canela, más enfocada al sector del regalo, tal y como refleja este reportaje publicado el día del estreno de la Colección.

El legado se puede conocer en el Centro de Interpretación del Vino y la Sal, en la plaza de las Bodegas. La colección había pasado por varias instalaciones, aunque finalmente se llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para ubicarlas en una de las alas de este espacio cultural. Tanto el Gobierno local como la familia son conscientes de su potencial y, aunque hay varias ideas sobre la mesa, “aún no hay nada por escrito” y habrá que concretar futuras acciones.

 

 

 

 

 

 

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