07 Feb La reforma laboral está hecha por urbanitas
La gente del campo quiere que su voz retumbe en Madrid el 20-M en una gran manifestación contra la política gubernamental que asfixia sus vidas
El campo es un clamor de abandono y desesperanza. La Ley de Protección Animal, la reforma laboral, el reparto de los Fondos Europeos, el disparado precio del gasoil, de los abonos, de los fletes, el blindaje del lobo… El disparatado ascenso de los costes y la vertiginosa caída de los precios, en definitiva. «Y la competencia desleal de otros países con controles sanitarios más flexibles y una mano de obra más barata. Los urbanitas rigen la legislación del mundo rural que desconocen», denuncia Fermín Bohórquez, presidente de Alianza Rural, la nave nodriza que aglutina las grandes asociaciones de agricultura, ganadería y caza de España (ASAJA, COAG, FEAGAS, ARTEMISAN, APROCA, UPA, UCTL, RFEC…).
«Podemos dividir nuestras reivindicaciones en dos grandes bloques. Por un lado, la legislación y por otro la rentabilidad. Estamos hechos un sándwich. La crisis de materias primas ha afectado al campo de una manera brutal, la crisis energética ha multiplicado por tres los precios de fertilizantes nitrogenados [lo veremos en primavera], los precios del gasóleo marcan niveles históricos… Y el principio de preferencia comunitaria que siempre debió regir en la UE es papel mojado en los tratados. La realidad es que todos los días entra naranja de Sudáfrica, tomate de Marruecos, a precios irrisorios y, además, con unas condiciones sanitarias y ambientales… La competencia desleal hacia nuestras producciones es manifiesta», sintetiza Bohórquez cargando la suerte en los aspectos económicos.
Pero la zozobra que generan las leyes que les caen encima dictadas por peces de ciudad aplasta su modus vivendi. «El BOE es una losa. La ley de protección de los animales, las normativas que están dejando la caza por los suelos, los caprichos medioambientales que taladran la ganadería, la agricultura, la fitosanidad… Y qué decir del agua», continúa el presidente de Alianza Rural. «¿Cómo puede ser un problema el agua en un país que es una península rodeada de agua? Todos los grandes técnicos señalan que es un problema puramente político».
Del reparto de los Fondos Europeos les han caído las migajas, «que nos conformemos con la PAC», claman. «Hubiera sido una oportunidad magnífica de invertir en infraestructuras. Andalucía con unos programas de desalación adecuados podría tener incrementos de hasta un 40% de su PIB. La desaladoras de la época de Narbona se han quedado obsoletas, no son suficientemente eficientes y, sobre todo, no estaban diseñadas para ser ligadas a energías renovables. Los fondos Next Generation se irán por el desagüe si no se destinan a infraestructuras».
Subrayan el contradiós de declaraciones y medidas con un ojo en el ministro Garzón, inasequible al desaliento, y en el Ministerio de Teresa Ribera, que no va a la zaga. «Queremos apostar por la ganadería extensiva y no podemos tener una caza controlada fundamental del lobo. Al final es una legislación que nunca piensa verdaderamente en el campo. Sus gentes encarnan verdaderamente el espíritu de cuidado, el amor a la naturaleza, frente a las falsarias transiciones ecológicas. Y están desapareciendo. Si no hay caza, no hay guardas. Ni caminos. Ni limpieza medioambiental. Y vuelven las enfermedades en los animales y se reproducen los incendios». El tejido rural se ha abandonado, es lo que viene de decir Fermín Bohórquez. No sólo son las bestias, son los hombres. No existe la sanidad rural, la educación rural, la inversión en la España vaciada, esquilmada, yerma. ¿Puede reforestarse la población de nuestros pueblos como si fueran bosques? El héroe que no falló en los suministros durante los tiempos del confinamiento de las grandes ciudades, el hombre que no paró cuando el mundo colapsaba, yace solo en un abandono que viene de antes.
El movimiento que inundará Madrid el 20-M es transversal, multicolor, reivindican desde Alianza Rural. Aspiran a que ese día, que ya se viene como un tsunami, la capital de España no sólo los acoja, sino que los arrope, los acompañe, los adopte como suyos. «Reclamamos la sensibilidad de todo el espectro político hacia la España vaciada. La legislación ambiental que prolifera en todas estas figuras de parques nacionales, naturales, reservas de la biosfera, acaba haciendo siempre planes de uso y gestión que siempre son tendentes a expulsar al hombre de la naturaleza. No se entiende un solo rincón de España sin la acción del hombre. De sus tradiciones, su cultura, su actividad económica. El medio ambiente es nuestro futuro, imagine si nos importa. El abandono destruye el hábitat. Conduce al fin de lo que dice defender». Y destruido el hábitat, destruida su economía. Que es de lo que vinimos a hablar. «Los datos de las últimas décadas lo dicen todo. Hoy estamos con producciones finales agrarias que superan los 50.000 millones de euros en España. Los valores de nuestras exportaciones rebasan también esas cifras, cuando en la década de los 90 había un déficit de la balanza comercial agraria, importábamos más que exportábamos. Actualmente hay un superávit de 20.000 millones de euros. La política a proteger todo esto».
La reforma laboral recién aprobada afecta también, y no para bien, al campo en el punto clave de la temporalidad. Lo explica FB: «El contrato temporal es absolutamente necesario. A un olivicultor de Jaén no le puedes decir que toda la cuadrilla de trabajadores que ha tenido de diciembre a marzo debe hacerlos fijos. Es simplemente imposible. Y así sucede con la campaña del aguacate, la naranja, la fresa, la vendimia… Las campañas marcan la agricultura. ASAJA se abstuvo dentro de la propia CEOE. La temporalidad, como sucede en el Turismo, no es un capricho sino una necesidad marcada por la climatología. La reforma laboral también está hecha por urbanitas».
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