Esta firma confía en el potencial de sus cosméticos a base de plantas y sin florituras para que sus clientes hablen bien de ellos. Su objetivo es seguir investigando mientras se abre paso la tercera generación de los Ors.

La historia de Cosméticos Paquita Ors no se entendería sin conocer la vida, digna de guión de cine, de la nonagenaria que le puso nombre y apellidos.

Paquita ha sido una trabajadora incansable que estuvo en activo hasta los 89 años, una feminista adelantada a sus tiempos.

Estudió farmacia cuando la mujer no estudiaba, montó su propia farmacia cuando no estaba bien visto que la mujer trabajase, se separó cuando no existían las separaciones, fue la primera mujer en hacer asesoría de imagen en España y vivió en una suite del Hotel Ritz durante 40 años, por lo que pasó a ser su clienta más fiel.

A finales de los años 80, cuando su hijo Jerónimo Ors (Valencia, 1959) terminó sus estudios de farmacia, se incorporó a la empresa como director técnico y aumentó las líneas de investigación y desarrollo hasta las más de 700 formulaciones basadas en principios activos de las plantas que su laboratorio produce y distribuye.

Supervisión profesional

En Paquita Ors trabajan la cosmética bajo supervisión profesional. Es decir, de la misma manera que cuando estás enfermo acudes al médico y a la farmacia, en sus tiendas hacen consultas gratuitas para ofrecer un tratamiento personalizado que trate eficazmente la piel. Posteriormente, llevan a cabo un seguimiento para ver su evolución.

Sus dos pilares son «que el producto sea muy potente y la atención personal», explica Jerónimo Ors a EXPANSIÓN. Y así llevan funcionando 37 años gracias al boca a boca, ya que prescinden de la publicidad, pero también de los embalajes y las cajas, para ofrecer un producto de calidad a precios razonables y mantener el rasgo social con el que nació la empresa.

En estas casi cuatro décadas, lo único que han cambiado han sido sus productos. «Cada año los perfeccionamos», dice Ors, que se define como «un apasionado de la ciencia y la tecnología más puntera (la que aplicamos a nuestros cosméticos), al que le gustan mucho las formas del siglo XIX, la cortesía, y vestir con pajarita».

La enseña maña se considera «una rara avis en el mundo de la cosmética, una pequeña barquita entre transatlánticos». Recibe periódicamente ofertas de compra de gigantes del sector pero Jerónimo ni se plantea su venta. «Soy un trabajador vocacional y espero que mis hijos sigan la tradición familiar. Nunca he querido tener una gran empresa, sino pequeña, bonita, honesta, que haga bien las cosas, y que la gente confíe en nosotros».

Tercera generación

Jerónimo, que espera no jubilarse porque le encanta lo que hace, cuenta que se cambió el primer apellido por el de su madre para que no se perdiera la saga Ors.

También modificó el de sus mellizos, Angélica y Jerónimo, que estudian Química Medicinal y Farmacia, respectivamente, y son la tercera generación Ors dispuesta a seguir con el negocio familiar.

Cremas personalizadas y mucho I+D

La misión de Cosméticos Paquita Ors es la de cuidar el mayor órgano del cuerpo, la piel. Su CEO tiene la vocación de servir y su objetivo es que todo el mundo pueda resolver sus problemas de piel. Por ello, tienen una división de cremas personalizadas para personas no sólo con problemas de estrés en la piel y en el pelo, sino para las que toman medicaciones muy fuertes, con trastornos autoinmunes, con tratamientos de quimioterapia, inmunoterapia e incluso para alguien que se casa en dos meses.

Estas cremas se llaman huérfanas y son productos totalmente a medida para personas a las que ninguno de sus 700 productos acaba de reaccionar. «En esos casos, se fabrica el equivalente a un único tarro. No lo hacemos por rentabilidad, sino por prestigio, ya que cobramos igual que un tarro normal», asegura Jerónimo Ors.

Por otro lado, esta empresa es la primera y única en sacar al mercado español productos con un componente llamado fullereno, que es el antioxidante a escala biológica más potente del mundo.

La compañía apuesta actualmente por las videoconferencias para hacer diagnósticos de la piel, por la venta online, por la belleza sin prisas (slow beauty) para tranquilizar la piel y por la psicocosmética, un concepto holístico  que engloba a la piel como parte del cuerpo.

Sus planes de futuro pasan por continuar investigando.